Los consumidores en todo el mundo cada vez son más estudiados por las
empresas para conocer sus respuestas antes de que estas se produzcan y
saber comportamientos para evitar fracasos en el lanzamiento de
productos. Pero sabemos hasta donde llegan esos estudios…
Hace
unos días un amigo mío que tiene una franquicia en nuestro archipiélago
con varias tiendas me comentó que para investigar la marca le había
enviado a unos ingenieros a tomar muestras del aire que se respiraba en
sus tiendas y de cómo olían estas. (Lo que os cuento no es broma, ni me
estoy riendo de vosotros… me ha dejado perplejo, ya que esas cosas solo
las sueles oír que ocurren en el extranjero pero no en nuestro
archipiélago)
Cuantas veces recordáis el olor que tenía el pan cuando éramos
pequeños, o que olor tenia a nuevo nuestro coche al comprarlo, aunque
fuera un seminuevo comprado en un concesionario oficial de la marca.
Tenemos el recuerdo grabado que nos evoca sensaciones, emociones y
sentimientos.
Ese olor no es casual, es fruto de muchas
investigaciones y horas de trabajo en lo que se llama marketing
sensorial, una técnica que se lleva utilizando mucho tiempo pero ha sido
un secreto muy bien guardado entre los grandes.
Ahora recordando
nos puede sonar que identifiquemos algunos grandes almacenes, algunas
tiendas de ropa de marca de la misma firma, algunas cadenas de comida
rápida, alguna tiendas de alimentación, con solo recordar su olor
característico, espero que no sigáis pensando que es casualidad…
Hay
estudios realizados desde hace mucho tiempo que nos revelan datos
importantes y refrendan lo eficiente que es este método como herramienta
de venta a nuestro favor.
– Somos capaces de recordar el 1% de lo que tocamos
– Somos capaces de recordar el 2% de lo que escuchamos
– Somos capaces de recordar el 5% de lo que podemos ver
– Somos capaces de recordar el 15% de lo que probamos
– Somos capaces de recordar el 35% de lo que nos entra por el olfato
Debemos
utilizar ese gran porcentaje del 35% de eficiencia para nuestra propia
empresa y lograr reproducir esos comportamientos de los consumidores en
nuestro beneficio. Ayudémonos de los sentidos para vivir la experiencia
de la marca de nuestra empresa. Este valor añadido hay que tenerlo en
cuenta, para utilizarlo a nuestra escala pero para darle la impronta a
nuestra marca de empresa y tener su olor característico, su “odotipo”
(termino técnico, que equivaldría en diseño al logotipo de la empresa)
¿Si
tu empresa tuviera olor a que olería? Espero que no me digas que le
pones ambientador de pino o floral… En ese caso dejaría de escribir esta
columna de inmediato y me dedicaría a la macroeconomía y la vida
contemplativa…
(*) Director Gerente de MultiServicio Empresarial S. L.
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