Cada día estoy más convencido de la
necesidad de fidelizar a nuestros clientes con sistemas que hagan que su
satisfacción sea lo suficientemente alta para que nuestra marca tenga
una predisposición favorable en ellos y se sientan identificados con la
misma.
En tiempos de crisis el secreto del éxito de un proyecto
empresarial pasa sin lugar a dudas por evitar la fuga de clientes. Por
mínima que esta sea, hay que considerarla ya que afectará directamente
en el resultado final de la cifra de negocios de nuestra empresa.
Debemos estar alerta y ser sensibles a las señales de alarma. No podemos
despreciar estos indicadores pensando que será la nueva captación la
que solvente los números de la empresa ya que en mercados maduros y
según los sectores el pastel es finito y ya está repartido, por lo que
la ganancia de nuevos clientes solo se producirá en detrimento de la
competencia directa. Si no actuamos rápido y ponemos remedio para evitar
estas fugas, esto podría conducirnos al fracaso si no logramos que
nuestros clientes estén vivos y activos e interactúen con nuestra
empresa.
Cuando una empresa se retroalimenta
de los nuevos clientes por que estos vienen referenciados por otros
clientes (el boca a boca), porque han probado nuestros servicios y
tienen experiencias de usuario, esta es la mejor forma de promoción y
publicidad que hay en el mercado, ya que no nuestros clientes, actúan
como comerciales convencidos de nuestros servicios o productos con una
predisposición y una opinión en muy alta estima de los mismos y por eso
que ellos están satisfechos nos recomiendan a sus familiares y
amistades.
Tenemos una doble responsabilidad; cuando los
referidos nos tienen en tan alta estima y los referenciados nos ponen a
examen. No sólo hay que cumplir con las expectativas del nuevo cliente y
pasar el examen si no que también hay que confirmar que nuestros
servicios siguen teniendo la misma calidad de siempre.
Es muy
fácil sorprender a alguien cuando es nuevo pero es mucho más difícil
innovar y tener satisfecho a ambas figuras. Lo importante es la atención
personalizada y diferenciada al cliente, el trato esmerado y sobre todo
humano, intentando llegar al corazón de nuestros clientes en todo lo
que hacemos y poniendo el máximo empeño y cariño. Claro que os
preguntareis como se hace eso ya que no es fácil de hacer y menos de
explicar, pero una de las claves sería ofrecerle al cliente que entra
por nuestra puerta todo aquello que a nosotros nos gustaría que nos
ofrecieran si fuéramos clientes de nuestra propia empresa y seguro que
sólo con ese detalle podremos encontrar la pista para poder logar esa
calidad y trato esmerado que no basta con decirlo, sino que hay que
practicarlo siempre y en todo momento para llegar a tener amigos en vez
de clientes y vendedores en vez de comerciales.
En un segundo de
duda es muy fácil perder la confianza del cliente y ya es muy difícil
poder volver a recuperarla, debemos estar siempre alertas para que esto
no suceda y podamos gozar de una buena salud en las relaciones con los
clientes.
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