Por Antonio Luis Glez. Núñez (*)
Últimamente y por mi despacho
profesional, estoy volviendo a ver una serie de comportamientos que
desde hace años ya no se veían, y que me han hecho pensar. Los clientes
traen facturas, recibos y albaranes que son incorrectas y tienen
defectos de forma. Tras solicitarles a ellos la corrección de los
mismos, por parte de sus proveedores, para poderlas utilizar en la
confección de los modelos trimestrales, me suelen dar explicaciones
variopintas del por qué no pueden corregirlas de forma adecuada.
Cuantas veces y por los tiempos de crisis actuales le han hecho
esta pregunta: ¿Quiere que le haga factura o prefiere recibo?, quien no
se ve tentado a poder tener la misma mercancía o servicio más barata…
desde cuándo y por la buena marcha de la economía no se oía esto, o por
lo menos era practica aislada e incluso mal vista socialmente.
El
fraude fiscal, es un delito y Hacienda está siempre en continua campaña
sobre el fraude fiscal, persiguiendo de forma implacable y efectiva
este tipo de conductas delictivas. Este comportamiento esta tan
generalizado ya no solo en nuestra comunidad, sino en el territorio
español e incluso Europa. Está asumido por las sociedades que el dinero
donde mas partido se le saca es el bolsillo propio. Y que las normas
están para saltárselas.
Es en tiempos de crisis cuando este tipo
de conductas y comportamientos se agudiza y se disparan estas prácticas
fraudulentas. Según las últimas encuestas hasta el 49% de los canarios
llega a «justificar» el fraude, pasando del 72% de personas que
rechazaban el delito en el año 2000 a las cifras actuales.
Los
informes fiscales que trimestralmente se hacen públicos, denotan un
descenso en los ingresos de la Administración, pero ya no solo entre las
empresas por los datos del Impuesto de Sociedades (IS), o el Impuesto
General Indirecto Canario (IGIC), sino entre los ciudadanos por la vía
del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Que la
recaudación de Hacienda sea menor no solo se debe a la crisis, sino a
que en los periodos de vacas flacas aumenta la tentación por
defraudar… utilizando el refranero español, «A perro flaco todos son
pulgas» y los ciudadanos agudizan el ingenio para ahorrar… lo triste
es que lo hacen aun sabiendo que es un delito fácilmente demostrable y
muy perseguido.
Los asesores en materia fiscal muchas veces
conocen situaciones que tratan de solventar de forma correcta y que
rozan la ilegalidad, pero están obligados a comunicarlo a la Agencia
Tributaria y colaborar en todo lo que esta solicite, una cosa es el
secreto profesional y la Ley de Protección de Datos y otra muy distinta
es ser cómplice de delito fiscal.
(*) Director Gerente de MultiServicio Empresarial
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