El Poder del Ahorro

Antonio Luis González Núñez

Director Gerente de MultiServicio Empresarial

Es en tiempos como los actuales en los que hay palabras que producen añoranza de otros momentos y recuerdos de tiempos pasados, pero es seguro que estos volverán, ya que en economía todo se mueve por ciclos, unas veces de crecimiento económico y otros de recesión.


  La idea inicial que nos viene a la cabeza es la de los comentarios de nuestras abuelas, de que hay que guardar en tiempos de «vacas gordas» para cuando vengan las «vacas flacas», pero seamos realistas en esta sociedad actual que nos ha tocado vivir en la que el consumo es la forma de demostrar el poder, la superioridad y el estatus social respecto de los demás que nos rodean, donde se queda la palabra «ahorro».


La única forma de cambiar nuestra posición económica es mediante el ahorro y la posterior inversión razonable, aparte de premios, loterías o herencias… El concepto es muy fácil de explicar es pasar de trabajar para el dinero, a que el dinero trabaje por nosotros… pero cuando tenemos tarjetas de crédito y debito y nos hemos sobre financiado puede resultar hasta gracioso oír hablar del tema.

Si analizamos nuestras finanzas, podemos llegar a la conclusión de que peor no se puede estar… pero si vemos en detalle todos los gastos en los que incurrimos diariamente, nos daremos cuenta pronto de que muchos de ellos son perfectamente prescindibles, otros son gastos socialmente aceptados, muchos son gastos inútiles y otros tantos son gastos que ni nos hemos percatados hasta que los hemos detallado en las facturas y que no valoraba y son la causa de que sus ingresos se esfumen tan rápidamente.

No se trata de dejar de consumir, solo saber cuáles y cuántos son nuestros gastos reales. Si pudiéramos duplicar nuestros ingresos de forma automática aumentaríamos nuestros gastos y seguiríamos con la idea de que no podemos ahorrar. Es eso cierto o podemos dejar de gastar sin que nuestra vida sufra un dramático giro que nos produzca una depresión…

Sabemos que no es fácil de lograr y que ahorrar aunque difícil es posible. Pensará que con sus ingresos estoy diciendo tonterías, pero y si mañana en vez de tomarse el desayuno de todos los días, mira la carta de precios y lo cambia por algo más barato. Si no hacemos la llamadita típico innecesaria de «ya estoy llegando en 2 minutos». Si apagamos las luces de las habitaciones cuando no estamos. Si no nos tomamos esa última copa antes de volver a casa al salir de fiesta. Si levantamos el pie del acelerador y bajamos la velocidad en 5 km/h. Si paramos el motor del coche al llegar a los sitios. Si revisamos todas las facturas y las domiciliaciones que tenemos en la entidad financiera. Podría seguir enumerando comportamientos de conducción, energéticos, consumistas, sociales, hábitos de comportamiento que están asumidos.

¿Cuánto sería capaz de llegar ahorrar? Un 1%, 4%, 7%, 10%, 15% se trata de hacer la prueba y destinar esa cantidad al ahorro. Tomar como habito de ahorrar para un beneficio económico futuro propio y de su familia.

Es más una cuestión de objetivos, constancia y disciplina el conservar los ingresos para destinarlos al ahorro. Para recuperarse de la situación de endeudamiento más rápidamente, cada céntimo por sí solo no lo verá pero juntos verá que son los primeros pasos para lograr que en el futuro produzca por usted.

Con el paso del tiempo verá que este dinero va creciendo y que se consolidan sus nuevos hábitos de ahorro. Llegado a este punto es importante ser inteligente e invertir de manera conveniente, ya que si lo que ha logrado reunir con tanto esfuerzo no lo sabe invertir de nada habrá servido tanto esfuerzo.

Dependerá de en qué lugar de la cadena estemos y cual sea nuestra capacidad de ahorro, según el nivel de nuestros ingresos para que en poco tiempo nos recuperemos y puedan aparecer posibilidades de inversión que antes ni nos hubiéramos imaginado y ni siquiera nos las plantearíamos.

Se trata de ver el dinero de otra forma, valorando más los gastos y ponderando el esfuerzo del trabajo en lograr los ingresos, para que luego no se marchen tan rápidamente, o para seguir consumiendo otros bienes y servicios si es que somos consumidores compulsivos… en ese caso convendría ahorrar para las sesiones del Psicólogo. …jejeje

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