Es en tiempos como los actuales en los
que hay palabras que producen añoranza de otros momentos y recuerdos de
tiempos pasados, pero es seguro que estos volverán, ya que en economía
todo se mueve por ciclos, unas veces de crecimiento económico y otros de
recesión.
La idea inicial que nos viene a la cabeza es la
de los comentarios de nuestras abuelas, de que hay que guardar en
tiempos de «vacas gordas» para cuando vengan las «vacas flacas», pero
seamos realistas en esta sociedad actual que nos ha tocado vivir en la
que el consumo es la forma de demostrar el poder, la superioridad y el
estatus social respecto de los demás que nos rodean, donde se queda la
palabra «ahorro».
La única forma de cambiar nuestra
posición económica es mediante el ahorro y la posterior inversión
razonable, aparte de premios, loterías o herencias… El concepto es muy
fácil de explicar es pasar de trabajar para el dinero, a que el dinero
trabaje por nosotros… pero cuando tenemos tarjetas de crédito y debito
y nos hemos sobre financiado puede resultar hasta gracioso oír hablar
del tema.
Si analizamos nuestras finanzas, podemos llegar a la
conclusión de que peor no se puede estar… pero si vemos en detalle
todos los gastos en los que incurrimos diariamente, nos daremos cuenta
pronto de que muchos de ellos son perfectamente prescindibles, otros son
gastos socialmente aceptados, muchos son gastos inútiles y otros tantos
son gastos que ni nos hemos percatados hasta que los hemos detallado en
las facturas y que no valoraba y son la causa de que sus ingresos se
esfumen tan rápidamente.
No se trata de dejar de consumir, solo
saber cuáles y cuántos son nuestros gastos reales. Si pudiéramos
duplicar nuestros ingresos de forma automática aumentaríamos nuestros
gastos y seguiríamos con la idea de que no podemos ahorrar. Es eso
cierto o podemos dejar de gastar sin que nuestra vida sufra un dramático
giro que nos produzca una depresión…
Sabemos que no es fácil
de lograr y que ahorrar aunque difícil es posible. Pensará que con sus
ingresos estoy diciendo tonterías, pero y si mañana en vez de tomarse el
desayuno de todos los días, mira la carta de precios y lo cambia por
algo más barato. Si no hacemos la llamadita típico innecesaria de «ya
estoy llegando en 2 minutos». Si apagamos las luces de las habitaciones
cuando no estamos. Si no nos tomamos esa última copa antes de volver a
casa al salir de fiesta. Si levantamos el pie del acelerador y bajamos
la velocidad en 5 km/h. Si paramos el motor del coche al llegar a los
sitios. Si revisamos todas las facturas y las domiciliaciones que
tenemos en la entidad financiera. Podría seguir enumerando
comportamientos de conducción, energéticos, consumistas, sociales,
hábitos de comportamiento que están asumidos.
¿Cuánto sería capaz
de llegar ahorrar? Un 1%, 4%, 7%, 10%, 15% se trata de hacer la prueba y
destinar esa cantidad al ahorro. Tomar como habito de ahorrar para un
beneficio económico futuro propio y de su familia.
Es más una
cuestión de objetivos, constancia y disciplina el conservar los ingresos
para destinarlos al ahorro. Para recuperarse de la situación de
endeudamiento más rápidamente, cada céntimo por sí solo no lo verá pero
juntos verá que son los primeros pasos para lograr que en el futuro
produzca por usted.
Con el paso del tiempo verá que este dinero
va creciendo y que se consolidan sus nuevos hábitos de ahorro. Llegado a
este punto es importante ser inteligente e invertir de manera
conveniente, ya que si lo que ha logrado reunir con tanto esfuerzo no lo
sabe invertir de nada habrá servido tanto esfuerzo.
Dependerá de
en qué lugar de la cadena estemos y cual sea nuestra capacidad de
ahorro, según el nivel de nuestros ingresos para que en poco tiempo nos
recuperemos y puedan aparecer posibilidades de inversión que antes ni
nos hubiéramos imaginado y ni siquiera nos las plantearíamos.
Se
trata de ver el dinero de otra forma, valorando más los gastos y
ponderando el esfuerzo del trabajo en lograr los ingresos, para que
luego no se marchen tan rápidamente, o para seguir consumiendo otros
bienes y servicios si es que somos consumidores compulsivos… en ese
caso convendría ahorrar para las sesiones del Psicólogo. …jejeje
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